Imágenes naturales que conservan la verdadera magia de la infancia, sin posados ni presiones, solo momentos auténticos.
Mis reportajes de primera comunión se construyen sobre la idea de que cada niño tiene un mundo propio, lleno de historias, gestos y momentos fugaces que merecen ser recogidos sin artificios. Prefiero trabajar en entornos donde la libertad de moverse y expresarse sea parte de la experiencia: un parque tranquilo, un rincón pintoresco de la ciudad, o en un estudio, si la ocasión lo requiere, donde el control y la calma permiten que la autenticidad florezca. Durante la sesión fotográfica, me enfoco en ese proceso natural, sin presiones, donde no importa si es el día perfecto o si las cosas salen exactamente como las habías planeado. Los momentos que valen la pena son aquellos que llegan sin ser esperados. Además, me gusta que, si así lo deseas, tus familiares cercanos o las mascotas que forman parte de tu vida también sean parte del recuerdo. Esos lazos que nunca pasan desapercibidos, esos momentos que a veces se nos escapan, son los que dan profundidad a las imágenes. Y lo que queda después no son solo fotos, sino momentos vivos que te acompañarán siempre, tal como son, tal como fueron.